Verónica Egaña tuvo que pasar un mes en la cárcel por un crimen que no cometió: el de Alan Covacevich.

No obstante, al recuperar su libertad, el fiscal Ramos le destaca que cree que ella es inocente y que la verdadera culpable es su hermana Pilar. Tras ello, la fotógrafa encara a su familia, pero todos tratan de convencerla que las ideas de Aníbal y ella son erróneas.

Finalmente, la madre de Benjamín encuentra una pista que la puede conducir a la verdad: un botón que guardó en su cartera la noche en que murió el escritor y publicista.

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