“Lucy” es estudiante de cuarto básico, tiene 10 años y es hija de una madre ausente y un padre que era un delincuente de poca monta que abandonó el hogar cuando Lucy era aún muy pequeña. Su mamá, Patricia, quiere mucho a su hija, pero la inmadurez y negligencia han prevalecido dejando muy sola a Lucy.

Vive con su mamá en un cité. Aprendió desde muy niña a prepararse sus comidas y cuidar de sí misma, con un espíritu de supervivencia que no le corresponde a su edad. Es inteligente, astuta y vivaz, con una innegable capacidad para sobrevivir en un entorno hostil. Vuelve a ser una niña dulce cuando ve películas Disney y juega con los perritos y gatitos de la calle, y cuando sueña con que viene su papá y la lleva a Fantasilandia.

En quien más confía en esta vida es en Miguel, su vecino que, aunque ha intentado marcarle límites, no ha logrado sacar a Lucy de su vida. Ella en el fondo sabe que Miguel es el único capaz de protegerla y entregarle afecto, aunque sea a su manera. Es la figura más estable y positiva en su vida, confiando plenamente en que él nunca le hará daño ni dejará que nada malo le pase. Lo “adoptó” sin preguntarle, marcando su presencia con perseverancia para que él finalmente le abriera un espacio seguro.